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En el Día Internacional de la Mujer late más fuerte el corazón de una lucha

En el Día Internacional de la Mujer late más fuerte el corazón de una lucha

Por Abril Neiman

El día de la mujer no es una celebración, es una conmemoración. Y digo esto no con enojo a quienes celebran a aquellas mujeres importantes en su vida y destacan el rol que ellas cumplen. No, lo digo simplemente como una invitación a la reflexión, porque es importante reconocer que hay una diferencia, y que, al menos al día de hoy, sigue siendo importante poder remarcarla.

El Día de la Mujer es un día para reflexionar sobre qué implicó en nuestra historia ser mujer. Por supuesto que es una historia de millones de relatos con las más variadas vertientes, pero, en definitiva, es una historia de lucha.

Esta conmemoración tiene un alcance global, aunque cada país, cada comunidad, tiene sus propios valores y culturas que se ven reflejados en las normas.

Las normas avanzaron en favor de los derechos de la mujer, sí, pero lamentablemente el ritmo no fue igual en todo el mundo. La realidad que se vive en un país no es igual en todas partes.

El Día de la Mujer no fue reconocido por oposición a lo que podríamos llamar “el día del hombre”. Por el contrario, el Día de la Mujer conmemora el trayecto que las mujeres recorrieron en el último siglo para lograr un pie de igualdad con respecto a los hombres.

Retrocedamos a 1908 en Nueva York, Estados Unidos de América, un mundo -afortunadamente- completamente diferente al de hoy, un mundo en el que la mujer aún intentaba débilmente insertarse en el mercado laboral en un pie de igualdad con el hombre. En ese entonces, los trabajos que una mujer podía ocupar eran muy limitados y precarios, y los realizaban mientras, en paralelo, mantenía de pie el hogar y la crianza de sus hijos e hijas.

En esa realidad la mujer no votaba, no opinaba públicamente, no participaba en las decisiones del hogar… En realidad, no tomaba muchas decisiones en su vida en general. Era un mundo en el que la autonomía de la mujer parecía impensable y, probablemente, incuestionable. Para algunos en la actualidad esto parece absurdo, pero en un momento esa fue la realidad, e incluso lo sigue siendo en diversos lugares.

Si bien no podemos atar el origen de esta fecha con un hecho en particular, sino con la lucha en general, se han difundido a lo largo del tiempo distintos hechos que podrían haber dado lugar al surgimiento de esta conmemoración. Algunos dicen que en 1908 aproximadamente 15.000 mujeres trabajadoras se manifestaron en las calles de Nueva York reclamando, principalmente, un recorte en el horario laboral y un mejor salario. Otros sostienen que el inicio de esta fecha fue marcado por un triste suceso: el incendio en una fábrica textil donde las mujeres trabajadoras se habían proclamado en huelga.

Lo que sí sabemos con certeza es que fue el conjunto de este tipo de hechos que dieron lugar a que la sociedad reconozca la lucha de las mujeres y sus reclamos.

Finalmente, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas, O.N.U., comenzó a conmemorar esta fecha para que, dos años más tarde, en 1977, la Asamblea proclamara el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. La O.N.U. reconoce sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que tuvieron lugar en el siglo XX, principalmente en Europa, reclamando el derecho al voto, mejores condiciones laborales y la igualdad de género.

Reitero, la lucha de las mujeres -o mismo, la historia de las mujeres- no es una sola.

Para más información por favor contactarse con aneiman@ojambf.com

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